Artículo de la Revista Impresiones, Revista oficial del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la Región de Murcia, donde la Dra. Macarena Fernández Romero cuenta su experiencia con estos pacientes.

Son ya cuatro años los que mi equipo y yo llevamos colaborando en MOMA Clínica de Especialidades Médicas (Santomera) con los centros de menores tutelados por la Dirección General de Familia y Política Social de la Región de Murcia, gracias al Convenio de Colaboración entre la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, a través de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, la Fundación Dental y el Ilustre Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos.

Teniendo en cuenta las necesidades que estos niños tienen de base, es muy gratificante poder aportar nuestro granito de arena como profesionales de la salud para la mejora de sus condiciones bucodentales.

El Convenio incluye solamente los tratamientos conservadores de obturaciones y endodoncias en niños de entre 10 a 17 años tras haberse realizado la reciente modificación del PADI, por orden de la Consejería de Salud, en virtud de la cual se amplía la edad de la prestación a los niños que cumplan 9 años. Aunque la mayoría de los tratamientos que realizamos son los anteriormente citados, según mi experiencia personal encontramos varias carencias importantes que tenemos que manejar fuera de este Convenio. Para mi equipo es fundamental la prevención en todos los sentidos, por lo que impartir técnicas de higiene y buenos hábitos es algo muy importante, así como la realización de tartrectomías y profilaxis que no están contempladas en los tratamientos incluidos.

En nuestras primeras visitas realizamos una revisión bucodental completa analizando tejidos blandos y duros, así como ortopantomografía y radiografías periapicales, en los casos que son necesarios, para un correcto diagnóstico. Además, como antes he mencionado, en esta primera visita impartimos una pequeña charla para explicar las técnicas de higiene y malos hábitos para comenzar a concienciar al paciente de su estado de salud bucodental y la responsabilidad que tiene para comenzar con un control saludable y adecuado para su salud oral.

Muchos de los pacientes que acuden de los centros son pacientes con necesidades especiales, ya sea por enfermedades sistémicas crónicas, difícil manejo de la conducta y atención, pacientes polimedicados o pacientes que no han aprendido nuestro idioma entre otras cosas. Si a todo esto sumamos el estrés que ocasiona en sí la visita al dentista, más si cabe si hay una patología dolorosa que tratar, la necesidad de que estos pacientes se sientan arropados y en un lugar seguro es primordial. Este es uno de nuestros objetivos principales con ellos.

Como es lo normal, el dolor es lo primero que controlamos, pues la mayoría de los pacientes acude a la consulta con caries muy agresivas que afectan de alguna manera a la pulpa dentaria. Una vez que controlamos estas patologías pasamos a los tratamientos conservadores de menor envergadura.

Cuando los dientes no son restaurables y está indicada la extracción dentaria el paciente es derivado al centro de salud.

Uno de los problemas que se nos plantea con mayor frecuencia es la necesidad de realización de las limpiezas bucodentales. En muchos casos este tratamiento es necesario antes de empezar con la odontología conservadora, pues la patología gingival o periodontal dificulta mucho el trabajo, por no hablar de la importancia que tiene que el paciente pueda comenzar a poner en práctica las técnicas que hemos enseñado. Al no estar incluido en el Convenio un tratamiento de tanta importancia y tan esencial como lo es este, el Centro de Menores correspondiente tiene que comenzar a gestionar los permisos y la aprobación necesaria de presupuestos; trámites que no son para nada tan fluidos como nos gustaría a ambas partes, ralentizando y entorpeciendo el ritmo de la planificación elaborada para cada paciente.

Es muy importante para mí poder expresar en este artículo las carencias que durante estos 4 años hemos encontrado; poder ponerlas de manifiesto y pensar que con ello podemos ayudar a hacer un Convenio más completo, dentro de las posibilidades, es una manera de avanzar en este proyecto.

En relación a las pruebas complementarias como son las radiografías panorámicas y periapicales, tuvimos que tomar la decisión de incluirlas de manera gratuita para poder agilizar los diagnósticos y tratamientos para nuestros niños. Lo mismo nos ha pasado con tratamientos conservadores como son las protecciones pulpares directas e indirectas, así como las revisiones periódicas cada 4 o 6 meses dependiendo de las necesidades del paciente.

Hemos tenido que intervenir en algunos casos, indicando al responsable del menor en cuestión, que venga siempre antes a nuestras instalaciones para evitar las exodoncias de dientes que tienen un mínimo de posibilidad de ser restaurados con un buen pronóstico.

Con respecto a los menores tutelados que necesitan un tratamiento de ortodoncia debido a la maloclusión existente, problemas de deglución, dolores articulares y de cabeza derivados de este mismo problema, presencia de agenesias y ausencias dentales y bruxismo, hay una gran laguna que salvar. El caso de la rehabilitación posterior a la pérdida de dientes sufrida es un problema de igual gravedad.

Cada año nos es muy triste comunicar a los centros el fin del Convenio cuando nos avisan de que no hay más dinero disponible para continuar. Por ello priorizamos los tratamientos de mayor urgencia y planificamos así a los niños con ayuda de sus responsables, hasta poder adherirnos de nuevo al convenio al año siguiente.

Finalmente tengo que decir que, tanto en casos leves como graves de pacientes con altas necesidades de manejo de la conducta, así como casos graves y leves de patologías bucodentales, es realmente satisfactorio poder colaborar con los diferentes centros que han confiado y confían en nuestro equipo año tras año en la renovación de este Convenio. Gracias a la Fundación Antonio Moreno y el Centro de MENAS Rosa Peñas, ambos de Santa Cruz, así como al Centro La Fuente-Fundación ST3 de Santomera por tenernos como referente para la salud bucodental de sus menores.

Agradecer, cómo no, a mi equipo por trabajar todos a una, en una misma dirección y sobre todo a estos menores que, aún con las difíciles y tristes historias que rodean a cada uno, vienen y se van con una sonrisa en la cara y tan agradecidos como a nadie hemos visto. Animo a todos los compañeros a colaborar.

Dra. Macarena Fernández Romero
MOMA Clínica de Especialidades Médicas

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