¿Qué es el insominio y cómo nos afecta?
El insomnio es uno de los trastornos del sueño que afectan a gran parte de la población, haciendo su día a día complicado, debido a las consecuencias que se dan al no poder realizar un sueño nocturno reparador. Hablamos de insomnio cuando existe una incapacidad para dormir o se duerme muy poco a lo largo de varios días consecutivos, no siendo el sueño de calidad. No debemos alarmarnos cuando de forma aislada no se haya podido dormir uno o dos días.
Las personas que padecen este trastorno, además de la propia incomodidad y frustración de no conciliar el sueño, padecen una fuerte sintomatología física y psíquica en su día a día, como por ejemplo dolor de cabeza, cansancio, falta de concentración o irritabilidad, afectando negativamente a su vida personal y laboral.
En nuestra vida cotidiana hablamos de insomnio de forma generalizada pero suele clasificarse de la siguiente manera:
- Insomnio de conciliación, el cual hace referencia al insomnio que se da cuando la persona no puede conciliar el sueño cuando se acuesta.
- Insomnio de mantenimiento, caracterizado por dormirse con normalidad al acostarse pero tener múltiples despertares a lo largo de la noche.
- Insomnio de despertar precoz, al igual que el anterior la persona se duerme con facilidad en el inicio del sueño pero suele despertarse de madrugada sin poder volver a conciliarlo.
Causas del insomnio
La principal causa del insomnio cuando se han descartado otras enfermedades a las que pueda ir asociado, es la ansiedad y preocupaciones que nos rodean a diario. La mayoría de las personas que lo padecen, expresan que al acostarse los pensamientos invaden su cabeza de forma repetitiva generándoles gran nerviosismo.
Recomendaciones para ayudar a la conciliación del sueño
- No consumir sustancias excitantes como la cafeína, teína, alcohol o tabaco.
- Realizar cenas ligeras y al menos dos horas antes de ir a la cama.
- Realizar ejercicio físico es positivo, pero siempre que se realice de forma moderada y al menos tres horas antes de ir a la cama.
- Evitar las siestas de larga duración, no es recomendable que sean de más de 20 o 30 minutos y nunca deben realizarse en las últimas horas de la tarde.
- Llevar a cabo diariamente unas rutinas regulares y horarios para levantarse y acostarse.
- No realizar tareas en la cama como leer ver la tv, usar el ordenador o teléfono móvil, etc.
- Realizar una actividad de relajación antes de dormir.
- El ambiente de nuestro dormitorio debe ser adecuado y favorecer el sueño, siendo un lugar relajante, sin ruidos, sin luces brillantes y una temperatura agradable.
- Evitar mirar el reloj, pues esto creara mayor ansiedad.