¿Qué es el insominio y cómo nos afecta?

El insomnio es uno de los trastornos del sueño que afectan a gran parte de la población, haciendo su día a día complicado, debido a las consecuencias que se dan al no poder realizar un sueño nocturno reparador. Hablamos de insomnio cuando existe una incapacidad para dormir o se duerme muy poco a lo largo de varios días consecutivos, no siendo el sueño de calidad. No debemos alarmarnos cuando de forma aislada no se haya podido dormir uno o dos días.

Las personas que padecen este trastorno, además de la propia incomodidad y frustración de no conciliar el sueño, padecen una fuerte sintomatología física y psíquica en su día a día, como por ejemplo dolor de cabeza, cansancio, falta de concentración o irritabilidad, afectando negativamente a su vida personal y laboral.

En nuestra vida cotidiana hablamos de insomnio de forma generalizada pero suele clasificarse de la siguiente manera:

  1. Insomnio de conciliación, el cual hace referencia al insomnio que se da cuando la persona no puede conciliar el sueño cuando se acuesta.
  2. Insomnio de mantenimiento, caracterizado por dormirse con normalidad al acostarse pero tener múltiples despertares a lo largo de la noche.
  3. Insomnio de despertar precoz, al igual que el anterior la persona se duerme con facilidad en el inicio del sueño pero suele despertarse de madrugada sin poder volver a conciliarlo.

Causas del insomnio

La principal causa del insomnio cuando se han descartado otras enfermedades a las que pueda ir asociado, es la ansiedad y preocupaciones que nos rodean a diario. La mayoría de las personas que lo padecen, expresan que al acostarse los pensamientos invaden su cabeza de forma repetitiva generándoles gran nerviosismo.

Recomendaciones para ayudar a la conciliación del sueño

  • No consumir sustancias excitantes como la cafeína, teína, alcohol o tabaco.
  • Realizar cenas ligeras y al menos dos horas antes de ir a la cama.
  • Realizar ejercicio físico es positivo, pero siempre que se realice de forma moderada y al menos tres horas antes de ir a la cama.
  • Evitar las siestas de larga duración, no es recomendable que sean de más de 20 o 30 minutos y nunca deben realizarse en las últimas horas de la tarde.
  • Llevar a cabo diariamente unas rutinas regulares y horarios para levantarse y acostarse.
  • No realizar tareas en la cama como leer ver la tv, usar el ordenador o teléfono móvil, etc.
  • Realizar una actividad de relajación antes de dormir.
  • El ambiente de nuestro dormitorio debe ser adecuado y favorecer el sueño, siendo un lugar relajante, sin ruidos, sin luces brillantes y una temperatura agradable.
  • Evitar mirar el reloj, pues esto creara mayor ansiedad.
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